Hoy soñé contigo
eras más delgada y tu rostro más vivo.
Hoy soñé contigo
y me costo recordar tu voz.
Me mirabas con tus pequeñitos ojos;
iluminaron mi último recuerdo
de ti.
Hoy soñé contigo y aunque te tenia delante,
el dolor era insoportable.
Sonreías, yo me ahogaba en mi llanto.
Sentí tu caricia, como si no fueras un sueño.
“No llores”, me repetías, como la última vez que pudiste hablarme.
“Siempre estaré contigo”, te abrazaba fuerte.
Y entonces la tenue luz entraba por mi ventana. Mire mis brazos, estaba sola.
Y así como la primera vez
desapareciste en lagrimas.
Sin decir adiós.