viernes, 21 de mayo de 2021

Ella.

 El día que me dijeron que ya no estabas no lo olvidaré nunca.

Acababa de despertarme, entre esas paredes que llevaba odiando durante tantos años, tenía frío y sentí un mal presentimiento cuando mi padre entró despacio, abriendo lentamente la puerta, asegurándose de que estaba despierta.

‘’Buenos días’’, sentí un tono extraño, su mirada era distinta, me recordó a la mirada que tenía el día que me confesó que mama, estaba enferma. ‘’Hay algo que tengo que decirte’’, automáticamente se sentó a mi lado, yo aún tumbada. ‘’La yaya ya no está, ha muerto’’, y ahí fue cuando me helé, yo que pensé que sería un día común, tan solo despertarme ya sentí mi mundo tambalear. Recordé la última vez que pude verte, no parecía que te estuvieras desvaneciendo, te reías como siempre, te movías como siempre, me mirabas como siempre, incluso jugaste al dominó, ese juego que siempre me recordará a ti.

También recuerdo que quise abrazarte y no pude, puta pandemia.


A día de hoy, solo han pasado 3 meses desde esa noticia, aún no he vuelto a pisar ese piso, en el que cuando entraba por la puerta, sabía que ibas a estar en el sofá esperándonos, y no creo que esté preparada nunca para volver y darme cuenta de que realmente no estás, que te fuiste junto a ese ataúd al que mi abuelo abrazaba, rogando volver a verte. Dejaste un vació en nuestros corazones abuela, te fuiste sin avisar. Supongo que cuesta más acepar un adiós cuando no te lo esperas, y mucho más cuando no puedes despedirte. En mi cabeza pienso que cuando cruce esa puerta, volveré a verte, volveré a escucharte reír, volveré a darte dos besos, como si nunca, me hubieras faltado.

Gracias abuela por como eras, fuerte, valiente e inspiradora. Las calles de Venecia siempre sabrán lo mucho que te adoraba.

viernes, 14 de mayo de 2021

Robot.

 ¿Dónde estoy? A veces soy incapaz de reconocer el sitio en el que estoy. Veo 4 paredes, azules, una más azul que las demás, con 4 posters, una puerta marrón, que si la abres, descubres una grieta en la madera. Una cama, más bien dos, desechas, un completo desastre, como el que hay en mi cabeza últimamente.

Y ahí, me encuentro yo, en una de las camas, preguntándome donde estoy, aún sabiendo que esa es mi habitación.

Cierro los ojos, intentando calmarme, controlar la respiración. Recuerdo cuando mi padre y yo íbamos juntos al cine, alguna que otra vez, me recogía del colegio y veíamos una película, él y yo, era nuestro momento. Siempre pensé que mi padre era el hombre más fuerte del mundo, ya que nunca lloraba. Vi mi error, el día en el que me abrazó, dejándome ver todos sus miedos.

Otros recuerdos vienen con ese. Mamá durmiendo conmigo por culpa de mis pesadillas.

Ahora estoy sola, contra un tsunami que me arrastra hacia el fondo, y me ahoga.

Cuando abro los ojos no veo nada, solo oscuridad, quiero gritar, pero los desesperados intentos de que alguien me escuche, no funcionan. Me pongo las manos en el pecho y me abrazo a mi misma; "todo estará bien, respira". Una vez más, intento soltar un mínimo sonido, sin resultado ninguno, solo me queda mi voz interior, la que solo desata caos en mí.

Y en menos de unos minutos, ya no sé ni quien soy. Olvido mis metas, olvido lo que me hace feliz, me siento como un robot, vacío, carente de vida, y necesitado de energía.

Siento miedo, de todo. Perdida. Soledad. Vacío. Pánico. Ansiedad. Muerte.

Y como si realmente se tratará de un robot, decido apagarme, esperando que mañana, me haya reiniciado.


4 de Diciembre.

  Hoy soñé contigo eras más delgada y tu rostro más vivo. Hoy soñé contigo  y me costo recordar tu voz. Me mirabas con tus pequeñitos ojos; ...